Hacía años que no iba a ver de cerca la Cabalgata de los Reyes Magos del centro de Barcelona. Ayer al final me decidí a romper esa racha y ya que estaba, me llevé de paseo la cámara. La verdad es que lo pasé bien, había carrozas y números circenses y de baile que me parecieron preciosos. Caramelos no es que cogiera muchos, pero a cambio me volví a casa con unas cuantas fotos.
Por lo demás, fotográficamente hablando, tuvo bastantes puntos en común con hacer fotos de conciertos en una sala sin foso: música, iluminación muy cambiante, baile, público delante con los brazos (y los móviles) en alto, sujetos en movimiento y mucha excitación en el ambiente.
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