Este post va dedicado a todos los que, como yo, hoy vuelven a la vida real.
Ayer fue mi último día de vacaciones. Unas vacaciones extrañas que para mí han estado marcadas por la pérdida de alguien a quien quería muchísimo.
Aparte de pasar mucho tiempo con mi familia y mi pareja, y de nadar hasta decir basta como terapia contra la tristeza, estas tres semanas me marqué como objetivo personal algo que había dejado de lado últimamente: relajarme Reflex en mano, saliendo a la calle a hacer fotos a la aventura. Fotos que no necesiten destinos exóticos (todas están hechas en Barcelona y Lloret de Mar, donde he pasado estos días libres), fotos sin planificar, hechas con los ojos de una turista: fotos que no tuvieran nada que ver con grupos musicales, burlesque y conciertos. Y la verdad es que para ser deberes veraniegos, lo he disfrutado muchísimo.
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